Entre cielo y tierra.

Martha ha sido toda su vida una amante apasionada de la naturaleza, no concibe un hogar sin sentir a las plantas, las flores, los animales, la tierra, el viento. Por eso hace algunos años adquirió su terreno al pie de la Sierra Nevada de Santa Marta.

El lote aparentemente pequeño se convierte en una gran selva al recorrerlo, tiene una inmensa diversidad en fauna y flora. Y el sueño de Martha era simple, no quiero tocar un solo árbol, una sola piedra, un solo animal. Por eso llegamos a la idea de una casa durable en el tiempo, amigable con la naturaleza, y que se conviertiera en un mirador entre la Sierra Nevada y el mar Caribe.

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